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Anhelos o realidades


Un tema que no ha sido analizado a detalle es el famoso Plan Sectorial de Energía 2020-2024.


Andrés, ha insistido en el tema de la autosuficiencia energética como medida de soberanía nacional, un principio que desde hace tiempo he criticado en el sentido de que dentro de un mundo globalizado, las cadenas de valor y las ventajas comparativas son quienes brindan beneficios al consumidor y al ciudadano en general.


Cuando hablamos de generar internamente productos y servicios ponemos en riesgo la productividad y la viabilidad de la economía, ya que se margina la importancia del costo de producción en favor de la autosuficiencia; esto a su vez, desincentiva la productividad al tener un mercado cautivo.


Pero entrando un poco al Plan Sectorial de Energía, se pretende aumentar la producción de PEMEX para 2024 en un 62% respecto a 2018, sin embargo la producción petrolera en nuestro país entre 2010 y 2018 decreció anualmente en promedio un 9%.


Los objetivos del plan son los siguientes:

  1. Alcanzar y mantener la autosuficiencia energética

  2. Fortalecer a las Empresas Productivas del Estado EPE.

  3. Organizar las capacidades científicas, tecnológicas e industriales para la transición energética.

  4. Elevar el nivel de eficiencia y sustentabilidad en la producción y uso de las energías.

  5. Asegurar el acceso universal a las energías.

  6. Fortalecer al sector energético nacional para que constituya la base que impulse el desarrollo del país.

Analicemos la viabilidad de los mismos desde el punto de vista de las tendencias históricas y las actuales políticas de gobierno.

Respecto a la autosuficiencia, existe un Índice llamado de Independencia Energética (IIE), que se obtiene de dividir la energía primaria (petróleo, gas, carbón, viento, radiación solar, etc.) entre el consumo total, cuando este índice es igual a 1 o superior, quiere decir que se tiene dicha autosuficiencia.


En 2018 el IIE era de 0.7 que en términos prácticos nos dice que 30% de la energía consumida en el país es importada; desde 2004 este índice ha tenido decrecimientos constantes y desde 2015 ya esta por debajo de 1.


Para cumplir esta meta, se requiere revertir la tasa decreciente de la producción y aumentarla a razón de un 6.8% anual entre 2019 y 2024. Si consideramos que la tasa de producción de los últimos 6 años era de -5.4% en promedio anual tenemos que considerar que este objetivo es irrealizable.


Como parte de fortalecer a las Empresas Productivas del Estado (EPE) se plantea que se debe aumentar la producción de PEMEX un 64% y la de CFE un 11% y que las utilidades antes de Impuestos, depreciación y amortizaciones (EBIDTA) se incrementen un 85%.


El gran problema de este objetivo es que desde 2005 ha existido una clara reducción en la producción de crudo en un 4.2% anual debido a que los yacimientos maduros se están acabando, además la inversión física ha caído a razón de un 9% cada año.


La inversión física de 2019 al 2021 es un 31% inferior a la que en promedio se realizó durante 2010-2018, que como vimos no detuvo la caída en la producción; aunado a esto, de enero a julio de 2020 esta última ha caído un 6.5%. Respecto a CFE, la generación en las centrales eléctricas ha crecido en en los ultimos 10 años a un promedio de 0.6%, ahora bien, sin incrementar la inversión se espera que esa tasa crezca 3 veces en los siguientes 4 años.


El tercer objetivo plantea elevar al productividad y eficiencia del sistema energético, basado en el diseño de la Agenda para la soberanía científica tecnológica e industrial del sector energético, alineando fondos públicos y privados coordinando una política de tecnologías bajo la propiedad industrial del estado, no obstante esta agenda no está en ningún documento oficial excepto por el plan sectorial.

El cuarto objetivo plantea que, para 2024 el 35% de la generación eléctrica provenga de energías limpias, lo que requeriría aumentar esta base del 23.18% que se tenía en 2018. La Ley de Transferencia Energética (LTE) consideraba que para ese año se debería alcanzar el 25%.


A este respecto, el gobierno federal considera utilizar combustóleo en la generación eléctrica, el cual es altamente contaminante, adicionalmente la cancelación de subastas eléctricas y el cambio en la adquisición de certificados de energías limpias (CEL) y la publicación de la política de confiabilidad del Sistema Energético Nacional eliminan todo incentivo para la inversión en energías renovables y crean un ambiente incierto, por lo que este es otro objetivo que dificilmente se va a alcanzar.


Al cierre de 2018 la cobertura de acceso al servicio eléctrico se encontraba al 98.75%, por lo que una meta de alcanzar al 99.5% de la población suena bastante razonable, sin embargo, limitar el incremento de precio de los combustibles a la inflación puede tener consecuencias realmente graves; si ocurriese algun evento externo que eleve dichos precios, sería una carga al erario público por los subsidios que se pudiesen requerir, tan solo en el proyecto de presupuesto de egresos 2021 se asignó la cantidad de 70 mmdp solo para el subsidio de tarifas eléctricas.


El último buen deseo de este plan energético nacional es que este sector sirva como impulsor del desarrollo del país, lo cual me recordó a José López Portillo en 1981; el plan establece metas como la restitución de las reservas probadas y el incremento en los ingresos energéticos; estos últimos han decrecido en promedio de 2014 a 2019 a razon del 9% y tan solo el año pasado cayeron 38% respecto al 2014.


En el mundo de la administración existe un principio que dice:


“Planea para lo mejor, pero siempre espera lo peor.”

El Gobierno federal ha pecado de optimista en mas de una ocasión, como vimos respecto al crecimiento de 2019 que nos “prometieron” y hasta apostaron que seria del 2%, terminando en -0.14% y así, el paquete económico es una colección de retórica y buenas intenciones que no tienen ningun fundamento econométrico; a esas buenas intenciones plagadas de una falta total de sustento financiero/económico se une este Plan Sectorial de Energía 2020-2024.


Dice el dicho que el pez por su boca muere y así el gobierno que se atribuye ser una cuarta transformación que no le ha garantizado la historia, solo nos ha demostrado una y otra vez que la retórica que hemos analizado desde hace 18 años no era mas que una colección de sueños guajiros, sin fondo real ni viabilidad operativa ni económica.


Publicado por Observatorio Ciudadano el 15/10/2020


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