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Análisis técnico de consulta sobre la economía nacional y su prospección en el futuro inmediato.



Análisis macroeconómico


El 2021 será un parteaguas en el futuro de la economía en nuestro país, durante este año tendremos un crecimiento modesto e inercial derivado de la situación global; en cuanto a nuestro país, no existe un margen de maniobra en materia fiscal-monetaria, además de que se acumulan los riesgos ideológicos del actual gobierno y las debilidades estructurales de nuestro país.


El crecimiento esperado del PIB para 2021 está en el rango del 3.5% y se espera que en los siguientes años este se estanque en niveles de entre 2 y 2.4% anualmente; esto nos lleva a que, recuperar los niveles pre-pandemia tomará entre 4 y 5 años, lo cual nos rezagará respecto a otras economías de Latinoamérica.


Con el fin de dar un estímulo monetario, se proyecta que Banxico pueda recortar hasta 75 puntos base la tasa de referencia, el reto más importante que enfrenta nuestra economía es que el daño por las decisiones político-económicas y la pandemia no sean permanentes.


A partir del 2° semestre de 2020, el comportamiento de las actividades relacionadas con la demanda externa han tenido un repunte, presentando un buen desempeño, sin embargo la demanda interna ha crecido a tasas muy bajas y aún se encuentran alrededor de un 10% por debajo de los niveles pre-pandemia y esta continuará desacelerando.


En la actualidad el 30% de la población económicamente activa continua sufriendo los efectos de la crisis derivada del COVID 19 y esto continúa erosionando la calidad del empleo e ingreso de la población; por otro lado de acuerdo con la política de vacunación del gobierno federal, alcanzar el 70% de población vacunada necesario para la “inmunidad de rebaño”, tardará entre 15 y 18 meses.


2021 prospecta como un año con un crecimiento mediocre incluso presentando una contracción en el primer trimestre; por lo que si consideramos un promedio de crecimiento de 2% anual, los niveles pre-pandemia se podrían alcanzar en 2024; otro punto que hay que resaltar es que la baja inflación se está dando por la caída en la actividad económica y precios en la prestación de servicios, principalmente turísticos y de vivienda.


Dentro del contexto macroeconómico, la tasa real que es la resultante de la tasa de referencia menos inflación se encontrará a niveles de 0% por lo menos los próximos 2 años, así mismo, debido a la coyuntura global, no se cree materialice, sino hasta 2022 el riesgo de perder el grado soberano de inversión; es por ello que las elecciones de junio de este año serán determinantes en la vida nacional, sobre todo para realizar una reforma fiscal y tributaria que no solo es necesaria sino inminente, así como posibles cambios a nivel constitucional.


Ingresos presupuestarios


Durante 2020, los ingresos tributarios en México tuvieron un crecimiento marginal contra 2019, pero fueron insuficientes para cubrir lo establecido en la Ley de Ingresos de la Federación; sin embargo esta cifra es un tanto engañosa, porque como sabemos existió una cobranza extraordinaria a grandes contribuyentes y el uso de más de 200 mmdp provenientes del FEIP y otros fideicomisos.


¿Qué riesgos presenta 2021?


En primer lugar, no se prevé que el éxito que se tuvo en esa cobranza extraordinaria a grandes contribuyentes se pueda repetir, el FEIP ya no tiene recursos, al tener un saldo aproximado de solo 10 mmdp; por otra parte, el gobierno federal esperaba un substancial remanente de Banxico, sin embargo las proyecciones indican que este rondará en el mejor de los casos los 100 mmdp de los cuales de acuerdo a la ley en materia, se debe utilizar en un 70% para cubrir servicios de deuda y el 30% se debe incorporar al FEIP; un último riesgo radica en las proyecciones de ingresos de PEMEX, ya que aun cuando el precio promedio establecido en los criterios generales de política económica es aceptable, existe gran incertidumbre en la producción esperada, ya que actualmente ésta se encuentra en el límite más bajo de los últimos 40 años, lo cual implicaría que la paraestatal incrementara su producción promedio diaria en un 13% cuando la tendencia ha sido a la baja desde hace más de 10 años y no existen campos nuevos con reservas de largo plazo.


¿Reforma fiscal o reforma tributaria?


Nuestro país se encuentra en un gran riesgo, como decíamos anteriormente, no existe un gran margen de maniobra en la política fiscal y monetaria, es indispensable hacer una reforma para mejorar dicho espacio fiscal.


La reforma fiscal, que es el manejo de ingresos y egresos comenzó desde 2016, sin embargo no se ha logrado crear mayor espacio fiscal, es por ende que una reforma tributaria es necesaria e inminente a pesar del costo político que esta pueda generar, no hacerlo tendrá un efecto permanente e implicaciones profundas en la vida de mucha gente en la actualidad y las generaciones futuras.


La reforma tributaria requiere una visión reduccionista y una discusión seria, técnica y democrática, todo esto con la visión de abrir un espacio que permita un incremento en los ingresos tributarios, pero ¿Cómo hacerlo?


Existen diversas estrategias para generar esta reforma tributaria por ejemplo:


a. Combate a la evasión fiscal y elusión de forma agresiva: esto se hace mediante procesos legales, sin embargo después de lo sucedido en 2020 no se cree que exista mucho potencial.

b. Limitar gastos fiscales y elusión pasiva: Reducir los conceptos de deducibilidad en diversas tributaciones, considerar un IVA generalizado podría aportar 2% del PIB y quitar el estímulo de este impuesto en zonas fronterizas podría aportar alrededor de 80 mmdp.

c. Cambio de tasas de impuesto o crear nuevos impuestos: dentro de la retórica de la actual administración este es un escenario que se ve como poco probable, sin embargo es una opción que se debe revisar.

d. Federalizar impuestos y derechos tales como predial, tenencia automotriz y la creación de “impuestos verdes” que sería el gravar actividades contaminantes, otro aspecto que se ve poco probable ya que la actual administración privilegia el uso de combustibles fósiles altamente contaminantes sobre todo en paraestatales.


¿Qué es deseable y qué es posible?

Una reforma tributaria podría recaudar hasta un 3% del PIB si se hace de forma correcta, recordemos que México es el país miembro de la OCDE que menos recauda respecto al PIB, alrededor de un 14%, tan solo el IVA generalizado podría llegar casi a un 2% del PIB.


Problemas en el gasto público


Petróleos Mexicanos


La paraestatal desde la toma de posesión de esta administración no ha presentado un plan de negocios que sea viable, mientras algunas de sus unidades de negocio pierden dinero constantemente y la empresa productiva del estado solo brinda privilegios políticos.


Hay un mito que reza que existe una ordeña fiscal a PEMEX, sin embargo esta no es la realidad; aun cuando la carga impositiva es alta, la inversión pública más el gasto pensionario a cargo del presupuesto de egresos federal que se aportan a la EPE, dan un régimen fiscal altamente generoso para la paraestatal, misma que requiere de una contabilidad transparente para medir la productividad y rentabilidad de sus distintas unidades de negocio; desde hace tiempo se ha insistido en que PEMEX debería desinvertir en procesos tales como la refinación, y focalizar sus esfuerzos en la producción que es la única unidad de negocio rentable. Es importante discutir la renta petrolera, que no es lo mismo que los ingresos de PEMEX, esta se da por la recaudación sobre la extracción que incluso pagan los socios de la EPE, actualmente nos quedan alrededor de 20 años de esta renta y es importante comenzar a prepararnos para el futuro.


Gasto Federalizado


Muy de moda actualmente con la discusión del llamado pacto fiscal; como hemos visto en esta serie de acciones demagógicas no solo de la federación sino de los gobiernos estatales, nadie está contento en cómo se dispersan las aportaciones a los estados, se tiene una nómina inflada en gobiernos sub-nacionales y existe una alta deuda a nivel estatal; antes de discutir y reformular las participaciones es necesario delimitar la responsabilidad estatal y su financiamiento, de otra forma será una discusión estéril.


Sabemos que la recaudación estatal es prácticamente nula y no existen esfuerzos fiscales por temas de beneficio político, es porque ello que la dependencia de las aportaciones federales es importante y da elementos demagógicos a los gobiernos estatales, por otra parte no está delimitada la responsabilidad estatal en temas como salud y educación, ya que estos gastos se centralizan o federalizan; si no se delimitan estas funciones, solo caemos en un juego político y de evasión de la responsabilidad en la administración pública.


Inversión Pública en Infraestructura

Hoy en día el uso de recursos en infraestructura no solo es de un nivel muy bajo, sino que tiene una calidad bastante cuestionable; una condición sine qua non es que sin inversión pública en infraestructura no llegará inversión privada, podemos ver el famoso plan de infraestructura tan anunciado por el gobierno federal que no se ha materializado en 2 años por más anuncios que se hayan hecho del mismo; adicionalmente se tienen diversos cuellos de botella en nuestra infraestructura que se reflejan por ejemplo en la saturación de las redes eléctricas, en una deficiente estructura hídrica, en el manejo de puertos, etc. Es imperante tener una discusión en el uso de gasto público en infraestructura porque como dije si no se aplican mayores recursos públicos, no habrá inversión privada y por lo tanto la tasa de crecimiento de la economía será no solo mediocre sino incluso marginal.


Gasto en Salud


La pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto la debilidad no solo de nuestro sistema de salud sino la ineficiencia que tenemos al aplicar recursos en este rubro tan importante. Actualmente, México gasta alrededor del 2.5% del PIB en la salud de todos nosotros y la parte más grave de este asunto es que en términos reales, el gasto en salud en 2020 se redujo respecto al año inmediato anterior, cuando enfrentamos una pandemia global; un dato que es importante es que de ese porcentaje que se gasta en salud, el 40% proviene de las cuotas obrero-patronales del IMSS, es decir que solo el 1.5% del PIB es gasto en salud proveniente de los ingresos propios del estado.


Como comparación, Argentina gasta en la salud de sus ciudadanos un 8%, Chile 6.5% y Brasil, país con el que se nos compara constantemente, gasta el 5.7% del PIB; la OMS recomienda que el gasto en salud de un país ronde el 6% de su PIB, de acuerdo con un estudio del CIEP, cuando nació el INSABI, el gobierno federal debía aplicar recursos de hasta un 5.5% del PIB solo para cumplir con lo que se estableció en la ley del Instituto, si a esto aunamos la transición demográfica, el gasto público en salud deberá aumentar dramáticamente en los próximos años.


Pensiones

La verdadera tragedia en el gasto público radica en el gasto pensionario del país, de acuerdo con distintas proyecciones, el gasto en pensiones para 2027 es decir en escasos 6 años, alcanzará el 6.5% del PIB, si a esto le sumamos el costo de la deuda (pago de intereses) que representa el 3.5% de PIB, veremos que solo para pagar estos conceptos utilizaríamos 10% del PIB cuando se recauda apenas un 14% del mismo. El gasto en pensiones está dividido en 4 ejes:


a. Pensiones no contributivas – estas son aquellas que paga el erario público a personas que no tuvieron seguridad social o que no contribuyeron a la misma durante su vida productiva, esta pensión no cubre las necesidades de la canasta alimenticia del CONEVAL.

b. Pensiones de beneficio definido – en este caso son aquellas pensiones que tienen un monto definido garantizado para el beneficiario, por ejemplo las pensiones de PEMEX, CFE, Fuerzas Armadas, la ley del 73 del IMSS, entre otras.

c. Pensiones de contribución definida – Estas son básicamente las afores; si recordamos la pseudo-reforma al régimen de pensiones de esta administración, dicha reforma solo tocó a este eje.

d. Ahorro voluntario – Como su nombre lo indica son aquellas que se derivan de la participación voluntaria del beneficiario.


El verdadero problema del régimen de pensiones radica en el segundo eje, ya que esta base contributiva desapareció con la creación del sistema de ahorro para el retiro, pero aún existen millones de personas que recibirán este beneficio durante los próximos 30 años por lo menos.


Una reforma tributaria laxa o poco agresiva daría un espacio de 3 o 4 años sobre el gasto pensionario, sin embargo después de este periodo el gasto pensionario se comería este ingreso adicional; es por ello que se requiere una verdadera discusión técnica y seria en la realización de dicha reforma tributaria, otra solución podría ser limitar el importe de las pensiones, sin embargo esto ofrece un reto constitucional por la retroactividad de la ley sobre los derechos devengados y una última opción sería la de tomar deuda para limitar el impacto de estos gastos presupuestarios y no presupuestarios en las finanzas públicas, sin embargo este puede ser un esquema desastroso si los recursos no son utilizados de forma seria y racional.


Parafraseando al Secretario de Hacienda Alfonso Herrera, a nadie le gusta que le suban impuestos, la gente prefiere recibir dinero que pagarlo; es por ello que con preocupación vemos que las barreras idiosincráticas de esta administración no nos pintan un futuro prometedor pues definitivamente no querrán pagar el precio político de hacer una reforma tributaria seria, técnica y necesaria, que cada día se hace más inminente.


Perspectivas de la economía mexicana 2021-2022


En un contexto global y considerando los factores externos, es bueno mirarnos al espejo y ver a nuestro principal socio comercial. Como dije anteriormente, la razón del rebote económico en la segunda mitad de 2020 se debió a la demanda externa, como vimos en las cifras de INEGI, las exportaciones no solo se recuperaron, sino que crecieron respecto a los niveles pre-pandemia. En 2020 los EE.UU. cayeron un 3.5% en su economía mientras que nuestro país cayó al 8.5%, de no haber existido esta demanda externa, la caída habría sido de entre 11 y 12%.


Diversos analistas, estiman que la actividad económica norteamericana crecerá a tasas de entre 4.5 y 5% el próximo año, sin embargo, se requerirá de un par de años para que esta recuperación recobre su tendencia y se alcance el pleno empleo entre 2022 y 2023; por otra parte se considera que la FED mantenga las tasas de referencia hasta 2023.


En México, la demanda agregada se encuentra 8% por debajo de los niveles de 2018 y se considera que se recuperará hasta 2024, la demanda agregada es la cantidad de bienes y servicios que se consumen internamente en el país, es por ello que el crecimiento del consumo interno no fue suficiente durante el año pasado ni lo será para los años siguientes.


La inversión y el consumo privados son los factores determinantes para al crecimiento económico, sin embargo para que estos se puedan incrementar se requiere de varios factores:


a. Certidumbre jurídica a la inversión

b. Seguridad pública y reducir la impunidad

c. Dominio de la pandemia

d. Plan de vacunación realista


Hablando de empleo, de acuerdo con la ENOE publicada por INEGI, la desocupación se encuentra al 4.4%, que es un punto porcentual por encima de lo que se tenía antes de la pandemia, aunque esta cifra sigue siendo engañosa por la métrica que se ocupa en nuestro país, ya que no considera la cantidad de personas que salieron de la Población económicamente activa, pero si utilizamos una métrica de desocupación más amplia donde se considera la subocupación o subempleo, esta tasa ampliada alcanzaría el 20% de la PEA, misma que al cierre de 2019 se encontraba en el 10.7%.

Como sabemos, los empleos formales registrados ante el IMSS que se perdieron durante 2020 fueron 647 mil, sin embargo si sumamos las fuentes de trabajo informal perdidas en el año, este total alcanzaría 3.6 millones de personas.


Si utilizáramos un escenario optimista donde México creciera al 4% este año, el desempleo total ampliado alcanzaría el 12.4% para el cierre de 2022. Lo cual seguiría 4 puntos porcentuales de lo que conocemos como pleno empleo, esto con un déficit de fuentes de trabajo equivalente a 3.5 millones de plazas.


Para concluir sabemos que la falta de inversión así como la salida de capitales que se ha reflejado en los últimos dos años de la vida nacional, obedecen a dos causas:


1. La incertidumbre global ante la pandemia y la coyuntura actual

2. La falta de confianza del sector privado nacional e internacional en la política económica doméstica.


El futuro de nuestro país no es brillante y requiere de un verdadero golpe de timón para que el camino se enderece, durante este año hay hitos y necesidades que no podemos perder, es tiempo de actuar y de ser responsables no solo en la vida pública sino a nivel personal.


El futuro se construye hoy.

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