Para cerrar el tema del autoritarismo y en seguimiento a las dos partes anteriores, quiero hablar del tercer rasgo de un líder autoritario:
Demonizar a los enemigos
Es común en líderes autoritarios el identificar y en ocasiones inventar grupos de "hacedores del mal", de los cuales solo él puede salvar pude salvar al país.
Los autoritarios necesitan enemigos; uno de sus atractivos es sobresimplificar un mundo complicado; si tu te sientes atacado o te hacen sentir así, es importante tener un líder carismático que diga: "a la chin.. el sistema y las reglas; yo te salvaré"
Cuando la gente esta asustada, somos susceptibles a los autoritarios, por ello es que si no existen verdaderas amenazas, él la inventará, a menudo señalando grupos que ya han sido perseguidos como migrantes, minorías, etc.
Una prensa independiente o una oposición seria deberían ser capaces de descalificar estos sinsentidos; pero esto nos regresa al desmantelamiento de instituciones y la demostración de fuerza.
En este país hemos visto esos enemigos una y otra vez, cuando no es la prensa, la mafia del poder, los conservadores, el neoliberalismo, la corrupción y demás letanía hasta llegar a la famosa BOA; en muchas ocasiones los enemigos son amorfos e invisibles, en otras se personaliza el ataque; pero el estandarte de la honestidad valiente, la calidad moral y el culto a la personalidad nos pretenden vender a ese profeta como único salvador.
Toda esta retórica no es mas que un reflejo de como esos enemigos le dan fuerza al líder autoritario para que mediante ese miedo aparente haga beber a sus simpatizantes del elixir de la manipulación ideológica.
El esclavo ideológico no tiene que ser analfabeta o ignorante, simplemente es la respuesta emocional hacia los bombardeos mediáticos desde la cúpula del poder; el miedo siempre sera tu peor consejero.
Publicado en Twitter por @bruno_eli el 20/06/2020
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