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Foto del escritorBruno Venegas

La autosuficiencia como medida de soberanía nacional

Actualizado: 20 may 2020


Muchos gobiernos, empezando por el actual en México, han visualizado la autosuficiencia ya sea alimentaria, energética o de cualquier otra índole como una medida que garantiza la soberanía nacional; sin embargo esto deja del lado otros factores muy importantes que deben ser considerados al crear una estrategia de estado.


Cuando hablamos de producir internamente productos y servicios ponemos en riesgo la productividad y la viabilidad de la economía, ya que se marginaliza la importancia del costo de producción en favor de dicha autosuficiencia; esto a su vez, desincentiva la productividad al tener un mercado cautivo.


En toda teoría económica se habla de las ventajas absolutas y las ventajas comparativas, que refieren al posicionamiento dentro del mercado, ya sea domestico o internacional; con el fin de aclarar lo anterior:


las

ventajas absolutas se ven fortalecidas cuando se tiene esa política de autosuficiencia, donde los productores gozan de privilegios monopólicos u oligopólicos que les permitirían establecer las condiciones en el intercambio comercial, esto derivado de la falta de competencia; siendo una estrategia típica de las economías cerradas que hoy en día están en extinción.


Las ventajas comparativas por otra parte, promueven la especialización y mediante el intercambio comercial buscan mejorar la productividad al buscar por un lado vender los productos o servicios en los cuales se es mas rentable y comprar aquellos donde se es menos rentable, lo cual en la teoría económica debe ser favorable para el consumidor.


Este ultimo escenario es característico de las economías de mercado y son la base del proceso de globalización en que se encuentra el mundo moderno; es importante decir que ambos esquemas presentan pros y contras; por ejemplo en las economías cerradas, los niveles inflacionarios pueden dispararse por la falta de productividad, aunado a que los recursos materiales técnicos, tecnológicos, financieros y humanos son finitos y difícilmente las naciones disponen de todos ellos para satisfacer la demanda de los productos y servicios requeridos por la población, lo cual puede conllevar a una sobre explotación de recursos y por ende daños ambientales y es necesario recalcar que hoy en día ningún país es autosuficente.


Por otra parte en una economía abierta, las ventajas comparativas se pueden ver mermadas en función de la disparidad en el intercambio comercial, la capacidad productiva de los socios y por supuesto las prácticas oligopólicas de grandes corporaciones; sin embargo mediante la diversificación de mercados de origen y destino es posible limitar efectos negativos en el intercambio; por ejemplo en la Unión Europea, donde el intercambio no solo es comercial, sino que hay movilización migratoria y transferencia de servicios y tecnología, se puede ver un desarrollo regional; en el caso del sur de Asia, la asimetría ha generado explotación de trabajadores; en el caso mexicano, al centralizar ~80% de sus exportaciones a EEUU se ha generado una dependencia y esto ha minado las ventajas comparativas, aún cuando se tenga un superávit comercial en dicha relación.



Retomando al tema de la autosuficiencia, buscarla en el mundo actual no solo es una necedad sino un ataque a la economía domestica en el sentido que, por ejemplo, en el ramo alimenticio con el maíz, mucho del que se importa se destina a la generación de proteína animal (es decir comida para ganado) y si dejásemos de importarla, entonces parte del maíz endémico se tendría que destinar a ese uso y por ende se generaría desabasto para consumo humano, además de que la producción requeriría incrementarse y por ende hacer una explotación intensiva del campo, que dentro de los esquemas actuales y con la falta de tecnología sería imposible en el corto plazo.


Si hablamos de la energética, concretamente el uso de gasolinas, primero se tiene que reconfigurar las refinerías que actualmente trabajan ~40% por su incapacidad de procesar crudo pesado (que se extrae actualmente en el país), ademas de la construcción de Dos Bocas (si es que sucede) tardará entre 6 y 8 años (considerando que la reconfiguración de Minatitlán hace algunos años tardo aproximadamente ese tiempo) lo cual representaría un gasto importante a cargo del erario público y posteriormente empezar a refinar el crudo extraído para la obtención de gasolinas, (sin considerar la baja en la extracción y la transición al uso de energías limpias); hacer esto restaría ingresos al erario tanto en la exportación de crudo, como en la recaudación fiscal, además de la perdida de productividad y potencial incremento en el costo de la refinación.



A todas luces considerando estos pormenores, buscar la autosuficiencia por lo menos en estos dos sectores se antoja no solo una mala idea sino una tarea sin beneficios en el corto o largo plazo, además no garantiza la soberanía nacional bajo ningún esquema teórico ni practico; vender esa idea solo es demagogia barata de templete.


Publicado en Twitter por @Bruno_eli el 06/06/2019


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