El folklore europeo de lanzar una moneda al agua parte de la idea de que había dioses en ella, pues fue colocada allí como regalo, ya que fuente de vida es el agua.
En la tradición griega, Caronte, el barquero, transportaba a los difuntos a través del río Aqueronte para finalmente descansar en el inframundo, por ello exigía su paga.
En julio 2018 México realizó el sufragio y mientras unos buscaban el pozo de los deseos, otros temíamos a Caronte, casi 2 años después, aún vemos a aquellos que juran que la moneda ha caído cara arriba, mientras los va cubriendo la mortaja.
No es solo la cobarde ceguera de la ilusión, sino la necesidad de encontrar al salvador, que errático va dando tumbos y vuelve al pozo... una fosa. México perdió cuando al ciego se le hizo lazarillo, ahora el ciego guía al ciego y al lanzarla, la moneda ni siquiera se acercó al pozo.
La tormenta permanente nos azota, la veleta incesante no descansa, la plaga consume Egipto, el caballo entra en troya y su óbolo... Caronte ya demanda.
Publicado en Twitter por @bruno_eli el 20/03/2020
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