La economía ya venía en picada, fue evidente con la contracción del PIB en 2019, la franca caída en la confianza del inversionista y del consumidor y la inversión neta.
En este momento, no es tiempo de mantener un superávit primario; como he dicho en reiteradas ocasiones, la emisión de deuda no es un pecado, sino como se usa ésta; López, no entiende que el empresario debe ser sus principal aliado en la reconstrucción de la economía; insiste en la austeridad republicana, pero el uso discrecional de recursos se sigue enfocando en sus prioridades: obras faraónicas y asistencialismo.
Otra cosa que no entiende López es que, las empresas que recorten personal no es por falta de buena voluntad, sino de ingresos; el mensaje de ayer, aun con la intención de cuidar el empleo, solo abonó a la confrontación con el sector empresarial.
Las empresas se encuentran ante un problema de liquidez, ya que solo están gastando, ante una falta de ingresos; cualquiera que haya emprendido, sabe que no se guarda el dinero en caja, sino que se invierte en los elementos productivos de la empresa; si esta situación se alarga, el problema se convertirá en uno de solvencia; la diferencia entre estas, es que la primera refiere a la falta de efectivo disponible y la segunda es la incapacidad de poder cumplir las obligaciones.
La única forma de evitar esto, es recortar las salidas de efectivo ya que de otra forma se pone en riesgo la viabilidad de la empresa y por ende ya no solo la fuente de empleo de aquellos quienes hayan sido recortados, sino de la plantilla entera.
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Publicado en Twitter por @bruno_eli el 09/04/2020
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