La mítica introducción de Brozo antes de cada editorial:
Brozo: ¡Chamacos! ¿Quieren que les cuente un cuento?
Audiencia: ¡NOOOOO!
Brozo: ¡Pues me vale madre y se lo van a tener que tragar completito!
Para cambiar un poco el humor en este fin de semana largo, les voy a contar un cuento, es la fábula de la rana y el alacrán.
Estaba un alacrán a la orilla del río que intentaba cruzar, sin embargo, intentar hacerlo por sí mismo le costaría la vida pues no sabía nadar.
De pronto una ranita se acerca, al verla el alacrán dice: Ranita! ranita! ¿Me podrías ayudar a cruzar el rio? A lo cual la ranita contesta: NO! No te voy a ayudar, porque si me descuido me vas a picar y me voy a morir.
A lo que el alacrán responde:
Ranita! ¿Cómo puedes pensar eso?, si vamos cruzando el río y te pico, entonces ¡yo también moriría!
Ante tan elocuente explicación, la rana accede y accede a ayudar al alacrán.
Mientras la ranita iba cruzando el río con el alacrán a su espalda, siente una fuerte punzada y atónita voltea y le dice al alacrán: ¿Qué has hecho? Has enterrado tu aguijón en mi espalda y ¡ahora moriremos los dos!
Y el alacrán le contesta: Perdóname ranita, lo sé, pero no lo pude evitar, está en mi naturaleza.
Moraleja: Ten cuidado en quien confías, porque no importa el discurso, la retórica de las palabras podrá esconder, pero nunca cambiar la naturaleza de quien lo profesa.
Tengamos cuidado en quien depositamos nuestra confianza, como nación, la entregamos a quien con dulces palabras ofrecía bienestar y paz, pero al final, su naturaleza se asoma día a día desde la tribuna pública, siempre denostando, dividiendo, pretextando...
Pero al final... ¡el escorpión siempre el aguijón enterrara!
Publicado en Twitter por @bruno_eli el 31/01/2020
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