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Foto del escritorBruno Venegas

El oficio… No, el problema más antiguo (2ª Parte)


De acuerdo con Sofía Santoyo las conclusiones a las que se ha llegado después de analizar diversos estudios respecto al tema de la prostitución son las siguientes:


La concesión de licencias a los prostíbulos con un sistema legalista no reduce el tráfico sexual, sino que conduce a una expansión de la industria del sexo y por consiguiente la lucha contra el tráfico sexual se vuelve incluso más costosa en algunos casos; por otra parte existe una correlación estadística, aunque no está demostrado que exista una relación causal, entre los países que legalizan la prostitución y el aumento de la trata dentro de sus fronteras.



La legalización beneficia a los proxenetas, que se convierten en empresarios del sexo, también trae como efecto una mayor competencia entre las prostitutas, lo que lleva a que tengan que trabajar más y aceptar más variedad de servicios por menos dinero, en casos como el de Alemania la legalización de la actividad entre 2001 y 2013 no aportó ninguna mejora medible en la cobertura social de las prostitutas, ni ayudó al abandono de la profesión, en Holanda el 95% de las prostitutas sienten tener más derechos laborales.


La criminalización de la prostitución, bien hacia las prostitutas, los clientes o los proxenetas, no mejora las condiciones de vida de las mujeres que ejercen y no es suficiente para abordar el tema de la prostitución, así mismo la implementación de leyes contra la prostitución no parece reducir esta práctica, aunque no se sabe con claridad porque este trabajo se desarrolla en lugares invisibilizados, por lo que las prostitutas en países prohibicionistas y abolicionistas están aún más desprotegidas.


El modelo abolicionista hace que las mujeres consientan peores condiciones de trabajo, la clandestinidad existe en todos los modelos, pero las sociedades donde se legaliza la prostitución la gente es más tolerante


En Holanda y Alemania la ley se aplica sólo a las trabajadoras sexuales de la UE, pero el 70-85% de ellas son extranjeras, por lo que muchos burdeles operan ilegalmente y la situación laboral de la mayoría de las prostitutas no mejora en los países en los que actualmente es legal.



La mayoría de las trabajadoras sexuales dicen que les gustaría dejar la industria, pero que es su única manera de hacer suficiente dinero para sobrevivir. dos terceras partes de las trabajadoras del sexo cumplen criterios psicológicos de estrés post traumático, aunque pueden no estar relacionado con su trabajo.


Las sociedades donde las trabajadoras sexuales son consideradas víctimas enfrentan un mayor estigma; la mayoría de estudios se centran en las condiciones de la prostitución de calle dejando al margen el trabajo de las mujeres en pisos, donde esta práctica es más clandestina.


Todos los modelos bajo los que se ordena la prostitución son imperfectos, con argumentos positivos y consecuencias negativas en todos los casos y en casi ningún caso los juristas han tenido en cuenta las demandas de las trabajadoras sexuales para elaborar sus leyes


En la tercer y última parte hablaré un poco de cifras y de la realidad que arrojan los estudios acerca de esta actividad.


Publicado en Twitter por @bruno_eli el 09/09/2020


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