Vivir en el pasado es un cáncer que cada día se apodera de nuestra cotidianidad; justo ayer platicando de un asunto reflexionábamos al respecto y ese fenómeno se da en cada uno de los aspectos de la vida, ya sean relaciones personales y sentimentales, estado personal, política, etc.
Hace un par de días reflexionando acerca del estado actual de la administración pública, decía que gobernar no es el apelar a valores morales, añorar tiempos mejores (del pasado) o señalar culpas. También decía hace algunos días que el respecto a la diversidad es insuficiente, ya que lo que se requiere es la aceptación de las nuevas estructuras sociales y morales como parte de la igualdad de derechos a todos las corrientes ideológicas, de genero, de preferencias sexuales, etc., ser incluyente no es respetar, sino aceptar y defender esa diversidad aquella cita de Voltaire
"Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”
debería ampliarse no solo al dicho sino a la acción y no solo defender la libertad de expresión, sino la libertad de decisión, de culto, de preferencias, una democracia moderna debe sustentarse en la libertad del individuo y modificar los axiomas del contrato social en favor de la diversidad e igualdad. La primer democracia moderna sustentó su creación desde la revolución francesa bajo el lema de "Libertad, igualdad y fraternidad" en 1791 y ese lema implica abolir todo tipo de segregación.
Ese debería ser el sustento de nuestra discusión política y social. Seguir peleando en el presente por asuntos del pasado o culpar al mismo por la situación actual, no solo es estéril sino retrograda; debemos responsabilizarnos de nuestra situación actual sin el cinismo e indolencia del pasado, el cual es inmutable, es nuestra responsabilidad el corregir el rumbo donde sea necesario y construir sobre los aciertos y aprendizajes del pasado. No queremos un gobierno que se excuse en el pasado, pero tampoco que sea garante de la impunidad del pasado, sin que genere revanchas ideológicas por una conquista de mas de 500 años, queremos un gobierno que enfrente los problemas serios del mundo moderno y que se deje de fantasías y realidades alternas, queremos un gobierno que acate sus errores y tenga la capacidad de enmendarlos y no justificarse en tibiezas y pretextos de lo sucedido en el pasado; un gobierno autocrítico que sea capaz de hablar con la verdad y dejar de dividir y atacar a sus detractores, pero también queremos una oposición seria que critique con fundamentos y que apartemos las reacciones emocionales de nuestras criticas, los que no estamos de acuerdo y los que estén a favor debemos ser implacables e impecables con nuestras opiniones; un debate emocional no es mas que un pleito de lavadero y merecemos mucho mas que eso; y quiero reiterar que como ciudadanos no solo tenemos derecho sino la obligación de cuestionar a nuestros gobernantes y los medios de comunicación tienen la función y obligación de ser un contrapeso objetivo al ejercicio de la gobernación, por eso son el 4° poder.
Publicado en Twitter por @Bruno_eli el 11/06/2019
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