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Foto del escritorBruno Venegas

La hora perdida



No fue el tiempo desperdiciado escuchando una vez más el mismo discurso vacío, rancio y acedo de López; llegué sin la mas mínima expectativa, pero aun así lograste decepcionarme. Esta mañana escribí:



Y como al hidalgo le llegó el alba, así volvimos a ver a un hombre muy chiquito, que en tono triunfalista se dedicó a enumerar “sus grandes éxitos” y listó los importes y “beneficiarios” de sus programas y el sabor de boca se amargaba a cada instante, después hizo afirmaciones casi groseras, diciendo que su gobierno se había anticipado en 3 meses al mundo en la prevención de la pandemia; y hablo de disponer poco menos de 8 mil camas de Unidades de Cuidados Intensivos, cuando se ha proyectado una necesidad de 10 mil.


Pero llegó la cereza del pastel y reafirmó su gran pasión por el intervencionismo en la economía y como, mediante el gasto público iba a rescatarla y se le olvido que tenemos memoria, pero demostró una vez más que está estancado en la docena trágica; reafirmó la intención de seguir empecinado con sus programas de bienestar, de inyectar recursos a Pemex, de dar créditos risibles a microempresarios que no servirán más que de placebo y fomentará aun mas la informalidad.


Se burló de nuestra inteligencia, prometiendo 2 millones de empleos en 9 meses, insistió en sus obras faraónicas y peor aún, dijo que no malbarataría el petróleo en el mercado internacional y refinara 400 mil barriles diarios para obtener gasolina.



Insiste en la actividad que más perdidas genera a la paraestatal, pero él cree que esta en lo correcto; solo le faltó el triunfalismo de López Portillo, porque seguramente en días no lejanos, llorará y señalara a los culpables como lo hizo ese otro.


Remató citando a Roosevelt, Bolívar y Juárez, pero los que lo vimos, sabemos que solo demostró que sigue enamorado de ese presidencialismo imperial del más rancio priísmo y de ese modelo fallido de los 70’s.


Se necesitaba a un estadista en la ultima hora y solo nos volvió a tocar el bravucón del templete, que en la nota irónica, grito vítores ante un patio vacío y el "Viva México" se ahogó en el silencio de la ineptitud del diminuto hombre ya superado.


Andrés: Qué chiquito te quedaste ante el puesto y el mareo por subirte al ladrillo te fue demasiado grande.


Tal como esperábamos todos, fallaste en la última hora para reivindicarte.


Publicado en Twitter por @bruno_eli el 05/05/2020

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