Confundir socialismo con populismo es un error común en nuestros días y muchos que se dicen derecha o izquierda pierden realmente a brújula intentando estigmatizar o descalificar a la postura a la cual se oponen, lo mismo pasa con el fascismo y la derecha; porque en ningún caso son equivalentes.
En ningún lado del mundo existe un régimen "neoliberal" al 100%; en todos los casos existen economías mixtas con mayor o menor participación y regulación estatal; es por ello que existe una confusión conceptual; lo mismo aplica a las posturas conservadoras y las liberales.
Cuando hablamos de populismo, este se refiere esencialmente a la creación de clientelas electorales en base a "medidas populares" que beneficien a grupos sociales en particular, no es por el concepto "popular" que refiere mas a sectores marginados; es ahí donde se genera el concepto de economía mixta, es decir, la participación estatal en el desarrollo de sectores específicos dentro de la economía y es donde empiezan a determinarse los conceptos de derecha e izquierda; donde la primera tiende mas a la autoregulación de la economía por parte del sector privado y en el segundo caso se refiere a una orientación social, es decir a que haya una mayor participación del estado con el fin de beneficiar al individuo, orientado a beneficios en su calidad de vida no proporcionados por la libre competencia y/o mercado.
Países desarrollados como son Francia, Alemania y los países escandinavos tienen una política social muy bien definida con un carácter social que permite brindar servicios mediante el concepto de derechos adquiridos, tales como planes de jubilación, educación y servicios de salud gratuitos, entre otros, lo cual no los hace estar bajo un régimen socialista; ya que el socialismo se basa en la abolición de la propiedad privada y un sistema centralmente planificado y manejado por el estado; en tanto que un régimen de libre mercado trata de evitar la intervención estatal para que la economía se autoregule; en ambos casos se busca la igualdad de oportunidades y la distribución de la riqueza simplemente por caminos distintos.
Estas posturas antagónicas no son solo blanco y negro sino que existe gama de grises, por ejemplo en escandinavia se le conoce como el modelo de la d
emocracia social, donde en una economía de mercado mixta, se atienden las causas sociales con programas autosustentables de largo plazo; ahí es donde se diferencia del concepto de populismo, ya que los programas de largo plazo, se basan en derechos adquiridos que entregan servicios basados en contribuciones devengadas y pagadas derivando en dicho beneficio, en tanto que el populismo solo entrega beneficios sin un fondo de largo plazo, pero que en la inmediatez de su supuesta solución crea clientelas y al no tener visión de largo plazo, el populismo sujeta al beneficiario de programas sociales a la dependencia de los mismos y genera una presión en las finanzas públicas al desviar el ingreso tributario a estos programas sin tener una base productiva; pero a la vez un régimen populista debe ser cuidadoso en no rebasar su capacidad y viabilidad financiera para evitar un colapso económico, poder mantener dichas clientelas con una disciplina económica que le permita perpetuar su estancia en el poder.
Casos como la Venezuela Chavista nos enseña como un modelo populista puede fracasar cuando se basa solo en un sector estratégico como lo fue el petroleo, en la coyuntura del nacimiento de ese régimen, la bonanza petrolera le permitió solventar la llamada revolución bolivariana, pero actualmente al modificarse las condiciones del mercado internacional y aunado a las sanciones impuestas, la economía se desplomó derivando en la situación económica, política y social actual. Esto mismo sucedió al bloque socialista de Europa del Este en la década de los '90 y que generó una gran presión para Cuba por otra parte.
Por otra parte, también existe el populismo de la derecha, como es el caso del Brasil de Bolsonaro o Trump en EEUU, que además puede buscar otro tipo de incentivos como el sentido nacionalista o moral e incluso la recuperación de algún sector en abandono; por lo que el populismo no es un derivado del socialismo, sino una consecuencia de la demagogia y los intereses puramente políticos.
En la actualidad de tacha de fascistas a los conservadores, lo cual es un error conceptual; el Fascismo es de hecho antagónico a la democracia ya que el fascismo se refiere a un régimen basado en valores nacionalistas y autoritarismo totalitario por parte del estado; lo cual vendría a ser antagónico a un régimen de libre mercado al cual se le tacha de movimiento de derecha que aún cuando tiene algunos factores en común el fascismo busca integrar todo el poder nacional en la voluntad del gobernante, la derecha conservadora se somete a principios morales y económicos que por ende determinan su visión política y social, que no por ello se divorcian del interés común o de clases desprotegidas en tanto que la izquierda, no solo se enfoca en el beneficio social y la distribución de la riqueza, sino que apareja también un alejamiento a valores morales tradicionales en busca de una mayor libertad individual.
Todo lo anterior permite que veamos las diferentes aristas y que podamos disociar estos conceptos que aún cuando tienen características en común no son equivalentes; curiosamente, en México me podrían tachar de conservador y demás adjetivos que se utilizan mientras que en EEUU me podrían calificar de socialista como a Alexandra Ocasio-Cortez o Bernie Sanders.
El día de hoy en México no tenemos un régimen socialista, solo la aspiración a revivir la dictadura perfecta en lo político, el modelo fallido de los '60 y '70 en lo económico y social; la centralización del poder en el presidente como ocurrió desde los 30 hasta los 90; y el modelo populista y demagogo del mas rancio régimen PRIÍSTA.
Desde la perspectiva económico-política es imposible la regresión a una economía cerrada; hay que reconocer que: aún con todos los desaciertos del actual gobierno, se ha mantenido una disciplina fiscal; sin embargo este gobierno no representa ningún cambio ni transformación alguna, solo la aspiración al retroceso hacia una triste y rancia realidad en el anhelo de una nueva hegemonía partidista; no tenemos un gobierno de izquierda, sino la cobija de un demagogo con alta popularidad basada en clientelas, donde el desarrollo de infraestructura se basa en golpes de autoridad y preferencias personales, donde tenemos un gobierno carente de visión estratégica, planes de largo plazo, verdadero interés nacional, liderado por un bravucón de templete cuyo único interés es la vanidad personal.
Publicado en Twitter pot @bruno_eli el 05/06/2019
Comments